La Naturaleza que todo lo devorá,
apareció impasible ante los ciegos nocturnos
que lastimeramente engullian las horas
hacia sus adentros.
Las flores se manifestaron orgullosas
de su candor y turgencia.
Deprimidas las horas avanzaban
tratando de evitar el sol.
¡Si solo fueran las horas!, gritaron...
Plastificados y con orugas nasales,
obsevaron la zozobra de la Naturaleza,
que se manifestaba
incesante y turgente.
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