miércoles, 20 de octubre de 2010

FUERA DE LUGAR

La lluvia cae
sobre los árboles acostumbrados.
Desnudos.
Dóciles en su destino.
Detras de la ventana
mis ojos desolados
hacia mis adentros
encuentran el deseo perpetuo
de algo tangible y primitivo.

La luz se vuelve de espaldas a mi.
Los árboles impertérritos
van clavando mas sus raices
para que el agua no los mueva.

Ya no siento mio este lugar,
y el deseo,
se convierte en una calma indecisa,
en paseillo acre
con sabor a carbón.

La lluvia cae
sobre los árboles acostumbrados
pero yo no me acostumbro,
y mis raices se mueven como el agua
que pasa por debajo de la tierra
sin quedarse, pero alimentando
todo lo que toca.

Mi camino abierto.
Mi cuerpo yerto.
Mi mente embarazada,
Advierte la luz de espaldas
que anuncia mi partida.

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